Al estar inmersa en la majestuosidad de la flora Colombiana, comienzo a entender los ritmos de las personas que trabajan la tierra. Tuvimos el placer de conocer a la «señora Cecilia» quien nos enseño a trabajar con este noble grano.
La palabra cacao procede de la azteca «cacahuatl«. Según la leyenda, el cacao era el árbol más bello del paraíso de los aztecas, que le atribuían múltiples virtudes, calmar el hambre y la sed, proporcionar la sabiduría universal y curar las enfermedades.
Se sabe que los primeros árboles del cacao crecían de forma natural a la sombra de las selvas tropicales en las cuencas del Amazonas y del Orinoco, hace ya unos 4000 años. Los mayas empezaron a cultivarlo hace más de 2500 años.
El cacao simbolizaba vigor físico y longevidad, lo usaban como medicina siendo recetado por sus médicos como relajante, como estimulante y como reconstituyente. La manteca del cacao se usaba como pomada para curar heridas.
La apertura del corazón que genera el Cacao
Las antiguas practicas chamánicas de nuestra cultura sudamericana nos hablan del cacao como un «dilatador del corazón». Lo solían mezclar con agua tibia, vainilla, pimienta de cayena y ningún tipo de edulcorante, porque creían que tenía que ser amargo para que fuera medicinal. Se sentaban todos alrededor en un círculo y apenas bebían el cacao cantando canciones entraban en el estado de la tierra y tomaban decisiones sobre la aldea. Esta práctica nos demuestra que el cacao era considerado una herramienta para centrarse y conectar con la tierra.
En tiempos de rupturas y desafíos emocionales anhelamos chocolate porque es literalmente un «dilatador de corazón». Si lo bebemos de una manera medicinal (sin edulcorantes) de la manera en que esta destinado a tener , de calidad amarga, nos trae la transformación. Como la vida, tenemos de dulce y agraz.
Y bueno, volviendo a lo nuestro…nuestra maestra del Cacao nos espera con las semillas ya cosechadas de su patio, en donde procedemos a secarlas en el horno por 30 minutos aproximadamente. Luego las sacamos, acá afuera llueve torrencialmente, y gracias al brusco cambio de temperatura, es mas fácil sacar su cascara rápidamente.
Procedemos a moler esta maravilla, con un intenso perfume inundando la faena…seguimos trabajando con el cacao ya pulverizado mezclado con agua y panela (azúcar de caña) para dar forma a nuestras «cápsulas de cacao artesanales». La verdad, disolver una de esta cápsulas en agua caliente y beberla
¡es una caricia para el alma y el corazón!
Un gusto compartirles esta experiencia, hasta pronto!
AYURPACHA – salud con sazón-